La parotiditis
Es la inflamación de las glándulas parótidas, que son las glándulas salivales más grandes y que están situadas a ambos lados de la cara, abrazando las ramas de la mandíbula.
Si bien puede ser producida por bacterias, su causa más frecuente es la infección por virus. Los más frecuentes, y que son responsables de las epidemias de parotiditis, son los paramyxovirus o virus de las paperas. Otros virus menos frecuentes y que no suelen producir epidemias son los parainfluenzae, el coxsackie o el virus de Epstein-Barr.
¿Qué manifestaciones produce habitualmente?
Tras el periodo de incubación, en el que la persona no presenta ningún síntoma y que suele ser de entorno a una semana, aparece fiebre, malestar general y dolor en uno o ambos lados de la mandíbula, delante de los oídos. Habitualmente suele afectar a ambos lados, si bien suele iniciarse en uno y posteriormente manifestarse en el otro.
Poco después, la inflamación se hace evidente con aumento de volumen y dolor a la palpación en los lados de la mandíbula. La cara adopta una forma redondeada, a modo de “cara de hámster”. Si bien la inflamación de la glándula parótida es la más frecuente y evidente, también pueden inflamarse otras, como las submaxilares, y producir dolor y aumento de volumen bajo la mandíbula.
¿Cómo se diagnostica la parotiditis?
El diagnóstico de la parotiditis es clínico. Es decir, se basa en las manifestaciones que produce. En caso de duda, la elevación de la amilasa (una enzima producida por la glándula) en sangre puede apoyar el diagnóstico clínico.
Dado que se trata de una enfermedad prevenible mediante la vacunación, es importante tener en cuenta que, ante la sospecha de un caso de parotiditis, se ha de recoger una muestra de saliva de la persona afecta para determinar si se trata o no de un caso producido por el virus de las paperas y declarar el caso a la Unidad de Vigilancia Epidemiológica de su región.
¿Cuál es su tratamiento?
El tratamiento de la parotiditis es habitualmente sintomático, con analgésicos, antiinflamatorios y reposo hasta la desaparición de los síntomas. Durante estos días es aconsejable hacer una dieta suave y de fácil masticación, así como evitar alimentos que provoquen una producción mayor de saliva, sobre todo descartar aquellos ácidos y salados, a fin de minimizar el dolor con las comidas.
Dado que la posibilidad de contagio puede prolongarse hasta después de la remisión de la enfermedad, es aconsejable que el niño permanezca en su domicilio hasta unos días después.
¿Cómo se previene?
La parotiditis es una enfermedad prevenible mediante vacunación. La vacuna de las paperas, incluida en la triple vírica (sarampión, rubeola y parotiditis) es una vacuna incluida en el calendario vacunal en todas las comunidades. Se administran dos dosis, la primera el primer año de vida y la segunda entre los 3-4 años. Se trata de una vacuna de virus vivos atenuados.
Con el paso de los años se pierde cierto grado de inmunidad, de ahí que la mayoría de los casos que se producen actualmente sean en adolescentes o adultos jóvenes.
Fuente:
https://faros.hsjdbcn.org/es/articulo/parotiditis-paperas-cuales-causas