Epilepsia
La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica que afecta a personas de todo el mundo y todas las edades. Es una de las enfermedades conocidas más antiguas, y ha estado rodeada de temores, desconocimiento, discriminación y estigmatización social durante siglos. Esta estigmatización persiste hoy en muchos países y puede influir en la calidad de vida de los pacientes y sus familias.
Signos y síntomas
La epilepsia se define por dos o más convulsiones no provocadas. Estas convulsiones son episodios breves de movimientos involuntarios que pueden afectar a una parte del cuerpo (convulsiones parciales) o a su totalidad (convulsiones generalizadas) y a veces se acompañan de pérdida de la consciencia y del control de los esfínteres.
Las convulsiones se deben a descargas eléctricas excesivas de grupos de células cerebrales que pueden producirse en diferentes partes del cerebro. Las convulsiones pueden ir desde episodios muy breves de ausencia o de contracciones musculares hasta convulsiones prolongadas y graves. Su frecuencia también puede variar desde menos de una al año hasta varias al día.
Las características de las convulsiones varían y dependen de en qué parte del cerebro comienza la alteración y cómo se propaga. Ocurren síntomas temporales, como pérdida del conocimiento o la conciencia, y alteraciones del movimiento, de los sentidos (incluyendo visión, audición y gusto), estado de ánimo u otras funciones cognitivas.
Las personas con convulsiones tienden a padecer más problemas físicos (tales como fracturas y hematomas derivados de traumatismos relacionados con las convulsiones) y mayores tasas de trastornos psicosociales, entre ellos ansiedad y depresión. Del mismo modo, el riesgo de muerte prematura en las personas epilépticas en hasta tres veces mayor que en la población general, y las tasas más altas se registran en los países de ingresos bajos y medianos y en las zonas rurales más que en las urbanas. En esos países, una gran parte de las causas de defunción relacionadas con la epilepsia se pueden prevenir, por ejemplo, caídas, ahogamientos, quemaduras y convulsiones prolongadas.
Causas
La epilepsia no es contagiosa. El tipo más frecuente de epilepsia, que afecta a 6 de cada 10 personas con la enfermedad, es la epilepsia idiopática, es decir, la que no tiene una causa identificable.
La epilepsia con causas conocidas se denomina epilepsia secundaria o sintomática. Sus causas pueden ser:
- Daño cerebral por lesiones prenatales o perinatales (por ejemplo, asfixia o traumatismos durante el parto, bajo peso al nacer)
- Malformaciones congénitas o alteraciones genéticas con malformaciones cerebrales asociadas
- Traumatismos craneoencefálicos graves
- Accidentes cerebrovasculares que limitan la llegada del oxígeno al cerebro
- Infecciones cerebrales como las meningitis y encefalitis o la neurocisticercosis
- Algunos síndromes genéticos
- Tumores cerebrales.
Tratamiento
La epilepsia se puede tratar fácil y asequiblemente con medicación diaria económica cuyo costo anual es apenas de unos US$ 5. Estudios recientes en los países de ingresos bajos y medianos han revelado que hasta un 70% de los niños y adultos con epilepsia pueden tratarse con éxito (es decir, tener sus convulsiones completamente controladas) con fármacos anti convulsionantes. Además, después de 2 a 5 años de tratamiento eficaz y una vez desaparecidas las convulsiones, los medicamentos se pueden retirar a un 70% de los niños y un 60% de los adultos, sin riesgo de ulterior recaída. Es posible diagnosticar y tratar a la mayoría de los pacientes en atención primaria sin necesidad de utilizar equipos complejos. El tratamiento quirúrgico puede ser beneficioso en pacientes que responden mal a la farmacoterapia.
https://www.who.int/es/news-room/fact-sheets/detail/epilepsy