Bruxismo

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Bruxismo

El bruxismo es un trastorno que consiste en apretar y rechinar los dientes de forma involuntaria, tanto a lo largo del día como durante el descanso nocturno, de manera regular, lo que puede causar daños en las piezas dentales, además de otros trastornos como dolor mandibular o de oídos, o cefaleas frecuentes. A las personas que lo padecen se les denomina bruxómanos.

Diagnóstico o causas

Se desconoce la causa por la que se produce este apretar y rechinar de dientes, pero se considera que el estrés puede ser el responsable del trastorno en un gran número de casos. Una mordedura anormal o una dentadura torcida también pueden provocarlo. Generalmente el bruxismo no se asocia a ningún trastorno determinado, pero en otras ocasiones puede deberse a problemas neurológicos, odontológicos, psiquiátricos o a consumo de drogas.

El paciente puede desconocer que sufre bruxismo, y normalmente lo descubre en una revisión dental rutinaria (a veces acude al dentista porque comienza a sentir un dolor agudo en la cara o el cuello). La exploración clínica y un estudio radiográfico confirmarán el diagnóstico de bruxismo.
En casos muy concretos se puede recurrir a algún método diagnóstico algo más complejo y que se realiza en centros médicos. Por un lado, la realización de un electromiograma de la musculatura masticadora puede demostrar tanto la intensidad como la frecuencia de eventos bruxistas durante el día y la noche.
Finalmente, debe quedar reflejado que la prueba de máxima garantía para el diagnóstico del bruxismo es la polisomnografía, es decir, un registro combinado con audio y video de las fases del sueño, de la actividad eléctrica cerebral, actividad muscular de la cara y de los ojos, etcétera, que se realiza en el medio hospitalario y, por este motivo, queda relegada a determinados casos muy concretos.

Tratamiento

Para evitar o frenar el daño que se produce en los dientes y disminuir la sobrecarga muscular causada por el bruxismo, se utiliza un dispositivo conocido como férula de descarga, que cumple la misión de proteger la dentadura de la presión que ejerce el paciente cuando los aprieta y rechina.
En ocasiones, en algunos pacientes con bruxismo es necesario realizar un tratamiento de ortodoncia para corregir los huesos y los dientes que están mal colocados. Lo ideal sería conseguir que la persona abandone el hábito. En algunos casos, el problema remite de manera espontánea pero, en aquellos que no es así, se hace imprescindible el uso continuado de la férula para minimizar los daños.

 

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